domingo, 8 de septiembre de 2013

Diario de Coco, 08-09-2013

Como un día cualquiera, entré en Twitter, hice lo que hacía normalmente. Entré en mis interacciones y una chica me había seguido. Me interesé por ella. La seguí y, al poco tiempo, hablar con ella se convirtió en un hábito.

Empecé a sentir cosas que los amigos no sienten. ¿Se puede llamar amor? No lo sé, solo sé que esos sentimientos eran muy fuertes. Pensé que era buena idea decirle lo que sentía, así que me armé de valor y se lo dije: ME GUSTAS. En efecto, fue una buena idea decírselo. Yo también le gustaba a ella.

Es aquí cuando aparece la famosa Ley de Murphy. Cuando algo va muy bien, hay algo que puede chafarlo. Y así era. El único problema que había es que ella tenía novio. Pero sus sentimientos hacia mí eran más fuertes que los que tenía hacia su novio, así que decidió dejarlo con él y empezar conmigo.

Se me olvidaba mencionar otro problema: La distancia. ¡Puta distancia!

Cuando reuní el dinero suficiente para ir a visitarla surgieron algunos problemas. Me llamó y mencionó esas terribles palabras que a nadie le gusta oír: “Tenemos que hablar”. Obviamente me preocupé, tenía miedo a que esta “relación” se acabara.

Me dijo que los sentimientos hacia su ex pareja habían vuelto. Ese fue el final de esta corta aunque bonita relación.

Se podría decir que ahora estoy bien, aunque mi odio hacia ella sigue latente. Una vieja amiga me ha estado ayudando y apoyando.
Ya me siento mucho mejor.


Gracias por leerme ;)

1 comentario:

  1. Pues yo sinceramente creo que de buena te has librado. Hazme caso y pásate al lado oscuro XDD

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